CORBACHO, UN CHARNEGO EN MADRID.

octubre 21, 2010

Reconoce Celestino Corbacho que desde que fue nombrado Ministro no ha tenido un solo día feliz.  Reconoce Corbacho que la Reforma Laboral no creará empleo.   Que el empleo lo crearán las empresas cuando vean ciertas perspectivas de futuro.  Que el paro seguirá aumentando.  Que la crisis aún será larga y no se creará empleo hasta que las tasas de crecimiento superen el 2 por ciento, y eso tardará en llegar.

Desde que llegó al cargo, Corbacho se ha desayunado cada mañana con los datos de un paro registrado que crece día a día, que le facilitan a primera hora desde el Instituto Nacional de Empleo.

Era un buen alcalde de Hospitalet, pero ser ministro en Madrid es infinitamente más complejo y duro, porque los torpedos proceden muchas veces de tus propias filas y el fuego amigo es constante.  En Madrid tras lo que se dice se encuentra lo que se piensa, que no es lo mismo y, a veces, los actos no responden ni a lo uno, ni a lo otro.

Con una oposición de derechas que caza a la retranca, escondida tras el matorral, esperando que pase la pieza.   Y la pieza del paro pasa todos los meses.

Además, Corbacho ha confiado, tal vez inducido por Zapatero, en el resultado de las mesas de diálogo social, sin reparar en que la CEOE compartía la estrategia de la derecha y esperaba, a la retranca también, que la falta de acuerdo propiciase, tarde o temprano, los recortes que el Gobierno ha terminado aprobando.  Así lo ha reconocido él hoy ya exministro de Trabajo.

Ha decidido salir del avispero de la Corte de los Milagros para volver a su tierra, aceptando un tercer puesto en las listas de un partido que sale como perdedor en las encuestas.  Dispuesto, por tanto, a sentarse en la bancada de la oposición.  No sin antes aguantar el tirón de la primera Huelga General al Gobierno de Zapatero, para después tirar definitivamente la toalla y dejar el camino limpio para el nuevo Ministro de Trabajo.

Este Madrid de apariencia abierta y acogedora, es una ciudad dura e ingrata, plagada de trampas ocultas, para aquellos que buscan un piso en alquiler y trabajar aquí una temporada.  Madrid exige un todo o nada que devora a sus inquilinos.

Me he cruzado con él  tan sólo una vez, durante un debate dirigido por Pedrojota, en plena preparación de la Huelga General.  Intentando explicar lo inexplicable.  Justificar lo injustificable.  Sin demasiada convicción, pero sin escurrir el bulto, ni esconder el marrón.  Como quien va deshojando los últimos pétalos de una margarita y sabe que la última dirá No.  Como sabiendo que haga lo que haga, pase lo que pase, allá, en Cataluña, ocupe la bancada que ocupe, de Gobierno o de  oposición.  Siendo un charnego como es, tendrá algunos días felices y los días de Madrid le parecerán, tan sólo, un mal sueño.

Francisco Javier López Martín

Secretario General de CCOO de Madrid