Me ha llamado un amigo para contarme que un amigo suyo tiene un problema laboral. Ese amigo tiene, a su vez, una amiga en los juzgados que le ha hablado de un tal Enrique Lillo que parece ser muy buen abogado y que, tal vez pueda ayudarle. El tal Enrique Lillo es de CCOO y de ahí que mi amigo me traslade el problema.
De hecho es uno de esos abogados de la Generación de los de Atocha. Una generación que nos ha dejado un rastro de nombres, más o menos conocidos, pero irrepetibles. Son los impregnados y calados hasta los huesos por lo que Alejandro Ruiz-Huerta gusta denominar el Espíritu de los de Atocha. Un Espíritu, una escuela, un magisterio que se pone en valor cada vez que los derechos se ponen en cuestión, se ven amenazados, se encuentran en riesgo o en peligro. Como dijo el representante de los Abogados Saharauis que agradeció el premio de la Fundación Abogados de Atocha, Allí donde el ser humano sigue sufriendo. En el Sahara, en Túnez, en España. Esa generación de abogados de la que forman parte dos mujeres recientemente jubiladas, como Manuela Carmena y Cristina Almeida.
Tras hablar con mi amigo, ayer por la noche, me senté ante el televisor. Un presentador dicharachero entrevistaba al Alcalde de Marinaleda y a Julio Anguita. Entre ambos, una encuesta a pié de calle a jóvenes, con preguntas sencillas para las que hay que elegir entre cuatro respuestas posibles.
A la pregunta de cómo comienza la Internacional, no pocos de esos jóvenes optan por la respuesta “Cara al sol con la camisa nueva”. Cuando el presentador indica que ese es el himno de la Falange, no falta quien espeta: “¿Ah, pero no es lo mismo?”.
A la pregunta sobre el nombre por el que se conocía a Dolores Ibarruri la mayoría se inclina por “La Roja”, en lugar de por “La Pasionaria”.
En cuanto al escritor de El Capital parece que la mayoría se inclina por “uno de los Marx”, pero optan por Groucho preferentemente y sólo uno responde que Carlos.
Como Mao era chino, la mayoría entiende que escribió el Libro Amarillo.
Al día siguiente participo en el 34 Aniversario del asesinato de los Abogados de Atocha. Me preguntaba, ¿cómo pueden vivir tantos jóvenes desconociendo cosas tan elementales?. Sin embargo no es esa la pregunta correcta, sino más bien, ¿cómo han conseguido, algunos, expulsarnos de la Historia, de la cotidianeidad de la vida?.
34 años intentado mantener viva la Memoria de los Abogados de Atocha. Poniendo su nombre a calles, plazas, centros formativos, parques, centros ciudadanos, monumentos como el de Antón Martín. La decisión de un Congreso de CCOO de Madrid de crear una Fundación Abogados de Atocha, para mantener viva su memoria, para impulsar la defensa de los derechos laborales y sociales.
Instituyendo unos premios anuales que, en esta ocasión han sido entregados a los Abogados Saharauis que defienden el derecho y la justicia en los territorios ocupados del Sahara Occidental, luchando contra la inseguridad jurídica, la indefensión, la arbitrariedad de los tribunales marroquíes, puesta en evidencia por numerosos organismos internacionales, incluidas las Naciones Unidas.
Hay que dar un paso más, para anclar la memoria de los de Atocha en la vida, en el presente. Que nos proyecte hacia el futuro.
Que extienda los valores de la libertad, la igualdad, la justicia y el derecho a los centros de trabajo, los centros de estudio, las Universidades. Para conocer, para sentir, para transformar la vida.
Las pistolas, empuñadas por asesinos, decidieron la muerte o la supervivencia de los Abogados de Atocha. La vida de sus familias también.
Nosotros decidimos un día que su memoria y su lucha no fueran olvidados. Que su espíritu formase parte del futuro de este país.
Es nuestro compromiso, es nuestra tarea, para que nadie nos arrebate el futuro, nos expulse de la historia, borre nuestras Historias.
¡Adelante!
VIVAN LOS ABOGADOS DE ATOCHA.
Francisco Javier López Martín
Secretario General de CCOO de Madrid
El blog de Javier López Blog de CCOO de Madrid 
Si. Llevo militando en la izquierda (empecé con las Juventudes Comunistas) desde antes de empezar a trabajar y tengo 53 años. Viví con incredulidad y horror el asesinato de los abogados de Atocha, conozco bien a Enrique Lillo, que sigue en la brecha, aunque muchos de nuestra generación se olvidaron hace tiempo de sus raíces, también vi ese programa de la tele, y también me quede estupefacta cuando vi las respuestas que daban los jóvenes. No creo que debamos culpar a nuestros contendientes de tanta ignorancia política, sin hacer una reflexión sobre lo que hemos hecho durante todos estos años. Hemos vivido una época dorada de crecimiento económico, de bienes…de consumo, y nos hemos recostado a descansar bajo una palmera, pensando erróneamente que ya está todo hecho. Sin embargo la derecha no se ha dormido, ha seguido trabajando sin descanso. Ya es hora de despertar y contar nuestra historia. Podemos empezar con los que tenemos al lado, nuestros hijos. Está bien meternos con ellos en Facebook, o hablar sobre juegos u ornadores, pero debemos también sacar un hueco para que conozcan, que aprendan a separar el grano de la paja de los medios de comunicación, que aprendar a pensar por sí mismos, y a conocer el futuro incierto que les espera. Nada se consigue durmiendo, ni teniendo un Iphone antes que los amigos. No sirve de nada la libertad de llegar tarde a casa…solo siendo librepensante,luchando, comprometiéndose, se pude aspirar a un mundo mejor.
Me siento muy identificado con buena parte de los que dices. Será porque tengo la misma edad y porque he vivido como tú esas mismas cosas.
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