Acaban de publicarse los datos del paro del mes de junio. La gran noticia de los titulares es que el paro baja en España en casi 68.000 personas. Los tertulianos madrileños afirman que el paro bajó en Madrid en 6.365 personas.
El Gobierno de España contento. El Gobierno Regional también muy contento. Sin embargo para nosotros, los trabajadores, el dato no aporta gran consuelo.
Estamos en un mes veraniego, los contratos aumentan en los comercios, en la hostelería, el turismo. Campañas de vacaciones, terrazas en las aceras. Es precisamente en los servicios donde más baja el paro. Sin embargo el dato de la industria arroja un aumento del paro. La caída del paro es más estacional que real.
A este ritmo continuado de descenso del paro, bastante improbable de mantener, tardaríamos casi cuatro años en recuperar las tasas de paro de finales de 2007, cuando la crisis económica se desencadenó.
Sin embargo, las personas paradas no disponen de ese tiempo. Casi la mitad de las 470.000 personas paradas en Madrid llevan más de un año en el desempleo. Son parados de larga duración. Por eso no es extraño que vayan agotando prestaciones, subsidios y ayudas para desempleados. Este mes, más de 4.000 personas han perdido sus ayudas, con lo cual son ya 19.500 las personas paradas que no cuentan con recurso alguno para su sostenimiento económico en la Región.
Otro dato a tener en cuenta es que casi toda la caída del paro beneficia a los hombres. El paro femenino es mayor que el masculino pese a que son menos el número de mujeres que trabajan, con respecto a los hombres. Entre las mujeres mayores de 25 años el paro ha aumentado en más de 1.400 personas.
Tampoco podemos pasar por alto que el paro cae y disminuye en 6.365 personas, pero el número de trabajadores cotizantes a la Seguridad Social también retrocede.
En España hay 5.612 afiliados menos a la Seguridad Social, de los cuales 4.836 son madrileños. El paro baja no porque haya más empleo, sino porque hay más gente que renuncia a apuntarse en las oficinas de desempleo, ante la imposibilidad de encontrar un trabajo.
No hay gran cosa que celebrar en los datos del paro, ni en España, ni en Madrid. Aún menos cuando comprobamos que no se han realizado más contratos que el año anterior y que los realizados son en el 88 por ciento de los casos, temporales.
En una situación así no se entiende que la patronal madrileña, CEIM, con su Presidente Arturo Fernández a la cabeza, mantenga su obsesión por abaratar despidos, y precarizar aún más el empleo con inaceptables reformas laborales, o de la negociación colectiva, que facilitan la pérdida de empleo y la desprotección de los trabajadores, sin crear un solo puesto de trabajo.
No es asumible tampoco que gobiernos como el madrileño se desentiendan de la primera preocupación de los madrileños y madrileñas, el paro y el empleo.
La remodelación del Gobierno Regional tras las elecciones ha producido la desaparición de la Consejería de Empleo, Mujer e Inmigración. El Empleo ha pasado a la Consejería de Educación y la Inmigración y Mujer pasan a la Consejería de Asuntos Sociales. Los problemas del Empleo, con mucho menor presupuesto, pueden quedar diluidos en una Consejería de amplios recursos, competencias y problemas, en tiempos de crisis, como es la de Educación.
El problema de los parados, para el Gobierno Regional, es encontrar un empleo. De acuerdo. Pero mientras lo encuentran y parece que va para largo, alguien tiene que ocuparse de que no caigan en la pobreza, la marginación o la exclusión social. Esa debería ser la obsesión de nuestros gobernantes en estos duros momentos.
Francisco Javier López Martín
Secretario General de CCOO de Madrid.
Estimado Javier:
Hace mucho que no polemizo contigo, mi participación en el movimiento 15-M me ha dejado poco tiempo para la polémica en la red, aunque, al igual que 15-M la polémica sirva para poco, pues, en general, es imposible que un responsable de la organización que sea rectifique una política errónea basándose en el comentario de alguien que además, es contrario, en general, a la actuación de dicha organización.
Mañana me voy de vacaciones, a Grecia, a pasear entre los indignados de la plaza de la Constitución mi bandera republicana, en septiembre volveré al ataque. Sin embargo no me quiero marchar sin hacer una reflexión sobre el paro, tema de tu último artículo.
Estoy convencido, de que la «lucha de clases es el motor de la historia» pero, sin saber si Marx habló en algún sitio de ello, por mis lecturas de historia, estoy convencido, que la gasolina de ese motor ha sido el avance de la tecnología: el fuego, la agricultura y la ganadería, el arco y la flecha, la cerámica que permitió la cocción de los alimentos, la rueda, ¡la metalurgia!, que convirtió el arma de piedra en arma de hierro otorgando a sus primeros poseedores un poder desconocido hasta entonces. La maquina de vapor, la electricidad… estos «avances» tecnológicos, por si mismos han cambiado el componente de clase de la sociedad.
Es decir: La lucha de clase es el motor de la historia y la tecnología su gasolina. La época que nos ha tocado vivir es sin duda una época de revolución tecnológica. ¿No te parece, que al igual que la revolución industrial creó al proletariado y sus organizaciones que la defendieran del «tirano explotador», de esta revolución tecnológica también surgirán las clases sociales que lucharan en el futuro entre ellas para conseguir la hegemonía? y, acaso ¿no crearán también sus propias organizaciones?.
Me acerqué al 15-M con la ilusión de que éste movimiento fuera una expresión de lucha de esas clases sociales que inician su andadura al albor de la aún incipiente revolución tecnológica. -Clases sociales éstas aún sin nombre, como tampoco lo tienen sus explotadores salvo que aceptemos que son los «mercados»-, pero no era así: pues, detrás de todo esto hay sin duda alguna, una o varias organizaciones. He visto muchos tejemanejes y manipulaciones en las asambleas. Habrá que esperar. Pero te diré una cosa: si alguien cree que va a sacar beneficios electorales de esto va «dao».
Javier, el proletariado industrial, la clase obrera revolucionaria, destruyó al campesinado aunque por desgracia, no logró destruir a la burguesía. Las clases que surjan de la revolución tecnológica destruirán al proletariado ya muy debilitado. Para entender el gran volumen de parados hay que reflexionar sobre esto, pues, la tecnología, está haciendo desaparecer tareas dentro de los oficios y sustituyéndolas por tecnología lo que manda continuamente a decenas de miles de personas, que no se reciclan al paro. No se reciclan por la edad, o por lo que sea. Si se intentaran mantener esas tareas dentro de los oficios, pasaría como cuando los proletarios destruían las máquinas pensando que les mandaba al paro, como así era, pero era, no las máquinas, sino la historia lo que les mandaba al paro.
Los sindicatos tendrían que hacer un estudio serio sobre este extremo y a partir de él dar una alternativa para los trabajadores del viejo mundo, una alternativa digna y empezar a pensar en la organización que necesitarán las nuevas clases sociales que surjan de la revolución tecnológica.
¿Mucho royo? Buen ya lo dejo.
Saludos republicanos
Joaquín
Joaquín, te animo a profundizar esas reflexiones. Creo que nada es perfecto, pero que es muy bueno que la sociedad haya reaccionado y haya salido a la calle. Queda mucho para ver en qué queda el 15M, pero por lo que amí respecta, espero que contribuya a la necesaria regeneración de la política y a situar las necesidades de la ciudadanía en la agenda de los políticos. Estaría muy bien y sería mucho. Este sindicato se siente hoy menos solo en la lucha contra la crisis, el paro y el debilitamiento de la inversión pública, el gasto social y los derechos de ciudadanía que tanto nos costaron. En cuanto al futuro de los trabajadores, creo que nos queda mucho camino por recorrer, independientemente de que los tiempos cambian y el sindicato tiene que adaptarse a ellos.
Ah, y salud y buen viaje a Grecia. Ya nos contarás lo que ves y cómo lo ves.