Los homenajes post mortem se producen en honor de una persona que ya no está. Al igual que los homenajes ante mortem, suelen consistir en el lucimiento de unos pocos a costa del homenajeado. Y cuidado, que no estoy diciendo que los homenajes sobren, que no creo que no creo que nunca esté de más demostrar a una persona, a su familia, a los amigos, que estamos aquí, que no vamos a fallar, que ante algo tan irreparable como la muerte, ante algo tan irreversible como la vejez, aquí estamos y vamos a seguir estando.
Así creo que lo debía pensar también un hombre tan singular, tan excepcional y tan capaz de equivocarse y de acertar, tan humano, como Carlos Álvarez. No hemos podido resistirnos, sin embargo, y amigos tan cercanos como José Luis Esparcia y como Manuela Temporelli se encargaron de montar una pasarela, un momento de memoria, un punto de encuentro en torno a él. Porque eso es también un homenaje, un momento para quienes conocimos, leímos, cruzamos nuestros caminos, o tratamos en algún momento con Carlos.
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