
Hay por la tele un mayor enfadado que se queja de que en las residencias, por lo menos en la suya, hay poca calidad y bastante escasez de las comidas, falta personal, no hay climatización en las habitaciones y la seguridad es poca. Y yo, al oírle, me digo que parece mentira que no hayamos aprendido nada tras el terrible golpe de la pandemia.
Las residencias de mayores de Madrid vieron morir a más de 8.000 personas en los años del COVID, el 15% de las personas que viven en residencias autorizadas por la Comunidad de Madrid. Tal vez no lo vimos venir. Tal vez nadie prestó atención a un modelo de gestión de residencias que acepta que la administración ahorre costes entregando la gestión a grupos privados, que hacen caja arañando los recursos mermados de la administración regional, que es la responsable de las residencias.
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