
Con la que está cayendo, precísamente en el sistema financiero mundial y español, algunos no tienen otra ocurrencia que mover peones desestabilizadores Cajamadrid, que, tras La Caixa, es la caja de ahorros más potente de España y una de las primeras entidades financieras españolas.
CCOO hemos reaccionado con rapidez y firmeza. La estabilidad de la caja debe quedar al margen de las ambiciones políticas del momento, de las tensiones entre partidos o las cuitas internas del partido mayoritario en la entidad. Son muchos los que han reaccionado en el mismo sentido y el primer asalto ha fracasado. En la propia derecha hay quienes no entienden y califican de irresponsable este tipo de actuaciones. Pero conociendo a los actores, seguro que no estamos ante la última irresponsabilidad.
En los organos de gobierno de las cajas de ahorros están los Parlamentos Regionales, los Ayuntamientos, los impositores, representantes de la sociedad y los propios trabajadores de las cajas. Cualquier movimiento responsable, ya sea un cambio de la ley de cajas, ya sean cambios en la cúpula directiva, ya sean los criterios y líneas generales de actuación de la entidad o el destino de los recursos generados en favor de obra social, cultural o reservas de capital, deben contar con el máximo de consenso y no pueden ser fruto de la ocurrencia, la ambición o el trasteo político del momento. Lo contrario es desacreditar las cajas y justificar que, en lugar de pertenecer a la sociedad y trabajar por el bienestar económico y social de las regiones donde actúan, se conviertan en aparatos al servicio de intereses partidarios o de particulares. Y por ahí CCOO no pasa.